XIII

Un sujeto político, y no hay otro, es aquel que no está seguro y busca (la) seguridad a toda costa con medios tales que imposibilitan conseguirla. Está atrapado entre la inseguridad variable y los planes periódicos para conseguir su erradicación. El secreto a voces de esta imposibilidad es la cláusula del plan que aborta los logros en una dirección nada más conseguirlos y que abre, de inmediato, nuevos frentes problemáticos que reclaman atención y soluciones a corto, medio o largo plazo. De este modo, con la cartas marcadas, el sujeto siempre se equivoca y pierde, está perdido, haga lo que haga, porque desconoce las reglas que gobiernan el juego. Sin temor a equivocarse, elige siempre el medio más inadecuado posible, el peor de hecho, para lograr sus fines. No tiene en cuenta, ni valora en su justa medida, que la aparente solidez de las instituciones, la firmeza a la hora de tomar una decisión, al ejecutar un plan, oculta una fase líquida, plástica, una indecisión a todos los niveles, una DUDA material objetiva, que acosa al sujeto y lo constituye como tal.