Una de las piezas fundamentales y especialmente sofisticada de los mecanismos de estabilización, implícita y subyacente en la amplia variedad de detenciones, es el ELEMENTO DE GUARDA, dispositivo de protección y autocontrol, barra de seguridad que bloquea los movimientos de la cabeza y limita el campo de exploración interior y exterior. Como estado personal retroactivo que modela una identidad en el tiempo, minada por oposiciones y comparaciones con estados personales propios y ajenos, UNIFICA, a través de breves sacudidas, incidentes desagradables, crisis nerviosas, un cúmulo de percepciones, recuerdos, sentimientos y palabras. La unidad personal, cada elemento de guarda, corriente arriba o corriente abajo, de lo general a lo particular y de lo próximo a lo lejano, tiene la peculiaridad de extraer y detener el propio flujo de la cabeza en la que está inserto. A modo de implante de autoextracción, se caracteriza por ser el movimiento que se detiene a sí mismo, ES el desplazamiento capturado y estabilizado en sí y para sí, una imagen congelada, que avanza cuadro a cuadro. Guarda espacial y temporal, remodelación continua del pasado y el presente, rumia de la identidad, el flujo guardián personalizante, en un bucle de retroalimentación existencial, movimiento detenido que detiene movimientos al infinito, cierra cada vez más el círculo de la conciencia, focaliza la atención, reduce la inconsciencia alucinatoria, embriagadora, las pequeñas percepciones cercanas a la nada, impide el placer inherente al fluir de las cosas, hasta ofrecer un autorretrato complaciente, aunque sea doloroso, y sustituye todo carácter angélico, la gracia, el encanto, la inocencia, por un estado de estados que se guarda a sí mismo y guarda el orden vigente en cada una de sus detenciones físicas y psíquicas.